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viernes, 24 de octubre de 2014

CUANDO QUERER ES PODER - Stephen Hawking

Una mente privilegiada en un cuerpo frágil.
Empezó siendo un estudiante normal no muy brillante, hijo de un científico de Parasitología, nació en Londres, el 8 de enero de 1942, educado en escuelas de prestigio y en la universidad de Oxford, a temprana edad comenzo a interesarse por las matematicas y mas tarde recibio una beca que le permitiria estudair su especialidad y lo que verdaderamente queria que fue: la física, en especial el estudio de la relatividad y la física cuántica.  Era incansable y debido a su intelecto pudo trabajar junto a Roger Penrose en el estudio de la Teoría General de la Relatividad de Einstein, formulando que el espacio y el tiempo debían de tener un principio en el Big Bang y un final dentro de agujeros negros.
A los 21 años Stephen Hawking  dias depues de  casarse fue cuando le diagnosticaron ELA, enfermedad degenerativa neuromuscular (enfermedad incurable). Le dieron 2 años de vida.
¿Cómo consiguió sobreponerse a esto? Pasaron semanas para que pudiera reponerse (claramente fue dificil para una persona que tiene un limite de vida), regresar a la universidad y continuar con sus investigaciones, descubriendo que los agujeros negros no eran totalmente negros, sino que podían emitir radiaciones y podrían evaporarse hasta desaparecer. Se atrevió a afirmar que el "Universo no  dispone de límites en el tiempo imaginario"...
Su cuota de vida hace tiempo que no solo fue superada, sino desafiada gracias a un espíritu luchador y enérgico que concentra en él la fuerza de una estrella y el misterio de un par de agujeros negros.
El tiempo paso rapidamente para  Stephen y cuando quiso darse cuanta del tiempo habian ya pasado mas de dos años, pero habia vivido ese tiempo con una intensidad y FELICIDAD increible e inigualable.

 "Saber que tenía una enfermedad incurable, y que probablemente me mataría en unos pocos años, fue un shock. ¿Cómo podía haberme ocurrido a mí algo así? ¿Por qué se me había cortado la vida de ese modo? Sin embargo, mientras estaba en el hospital ví a un chico que conocía vagamente morir de leucemia en la cama de al lado. No era una visión muy agradable. Es evidente que había personas que estaban peor que yo. Por lo menos mi estado no me hacía sentir enfermo. Cada vez que me siento inclinado a tener lástima de mí mismo me acuerdo de ese chico."


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